El ciudadano medio que recibe el implacable bombardeo de información sobre el Cambio Climático y el Calentamiento Global, no puede evitar sentirse bastante confuso y perplejo.
En efecto, las posiciones van desde el voluntarismo de cierto ecologismo militante, hasta la incredulidad apriorística; descartando estos extremos y tratando de analizar objetivamente los argumentos, parece lógico admitir que las posturas a favor gozan de un apoyo científico creciente, y que sin embargo sigue habiendo otras de un sano escepticismo –a veces más interesado que sano- que defienden la falta de evidencia y de rigor en la teoría.
Resulta que uno de los temas favoritos de conversación –particularmente en Cádiz-, el tiempo atmosférico, cuyo promedio caracteriza el clima, se nos complica ahora extraordinariamente con la amenaza de futuros cataclismos. Sobre todo hay que descartar la argumentación fácil: ni cada ola de calor justifica la teoría, ya que sólo muestras estadísticas muy amplias permiten alguna conclusión; ni hechos como que –según se dice- Aníbal cruzara los Alpes sin nieve, o los vikingos descubrieran Groenlandia como una tierra verde, desmontan la teoría, ya que, por ejemplo, las costas no eran las actuales, probablemente las marismas del Guadalquivir estaban cubiertas por el mar en aquellas épocas.
Para mejor formarse una opinión sobre el Cambio Climático es conveniente separar sus dos tesis fundamentales: la primera que la Tierra se calienta más, la segunda que este calentamiento está inducido por el hombre.
La primera es poco discutible, la medición de la temperatura de la Tierra se hace de forma rigurosa desde hace aproximadamente 150 años, y los diez años más cálidos pertenecen a los quince más recientes. Si la tendencia continúa –es lo que está por ver- los pronósticos son los ya conocidos: retirada de los glaciares y del hielo de los casquetes polares, subida del nivel del mar, cambios en los ecosistemas, etc.
La segunda tesis propugna que este calentamiento se produce porque el anhídrido carbónico proveniente de la combustión del carbón, del petróleo y del gas, junto con otros gases emitidos por la industria, han intensificado el denominado efecto invernadero, que impide parcialmente el escape de la radiación solar reflejada en la tierra. Si esto es cierto, es ineludible actuar sobre la producción de estos gases de efecto invernadero para paliar los desastres que se anuncian.
Hay que suponer que en los próximos años se conozca definitivamente en qué medida el calentamiento global se debe a la mano del hombre. Entretanto, conviene tener como referencia dos estudios recientes:
El Informe Stern, encargo del gobierno británico, predice unos daños estimados en el 20% del PIB mundial, que por otra parte podrían evitarse invirtiendo un 1% del mismo PIB. El Informe 2007 del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), auspiciado por la ONU, señala lo que más interesa a nuestro entorno: España por su situación geográfica es especialmente vulnerable, y la subida del nivel del mar afectará principalmente a los humedales costeros, las costas planas y los deltas.
Busquemos la oportunidad en la situación de riesgo que el cambio climático nos presenta para Cádiz. El Foro de Debate Cádiz 2012, en esta coyuntura del Bicentenario, realiza la propuesta de la creación de un órgano nacional de investigación de estudios climáticos con sede en Cádiz – con la denominación y personalidad jurídica que corresponda de Instituto, Agencia o Comisión Nacional – con objeto de centralizar todo el esfuerzo de investigación que España ha de realizar en este campo.
La propuesta se hace al amparo de la Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia del Ministerio de Medio Ambiente, y del Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica del Ministerio de Educación y Ciencia; en ambos, el cambio climático aparece como área prioritaria de investigación; también la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía tiene su estrategia al respecto; promovamos la participación por supuesto de la Universidad, de TecnoBahía, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y también del Ministerio de Defensa, al que su Observatorio de San Fernando, su Instituto Hidrográfico de la Marina y sus buques oceanográficos le otorgan un especial protagonismo.
¿Un antecedente? El Colegio Imperial de Londres, institución universitaria del máximo prestigio, acaba de fundar el Instituto Grantham para el Cambio Climático, a partir de una muy generosa donación privada.
Reclamamos para Cádiz la sede del Instituto Nacional de Estudios Climáticos, que supondría un avance cualitativo y cuantitativo importantísimo –de largo recorrido en el tiempo- debido al fomento de la investigación pública y privada nacional en este y otros sectores, y a la vez por ser foco de atracción de inversiones con creación de empleo especializado de alto y medio nivel. Ya hemos dicho desde este Foro de Debate que en la actual Sociedad del Conocimiento el desarrollo empresarial pasa por potenciar la Universidad, la Investigación, los Parques Tecnológicos. La propuesta del Foro de Debate Cádiz 2012 de la creación del Instituto Nacional de Estudios Climáticos con sede en Cádiz va en esa línea.
Publicado en La Voz de Cádiz. 28.04.07