Los problemas más acuciantes de Cádiz, el aislamiento que le da su geografía y el paro que deviene de su deficiente prosperidad económica, tienen soluciones. Otras ciudades, de otras Comunidades Autónomas e incluso de Andalucía, con no más valores ni títulos, lo han logrado. Hay ciudades españolas que han tenido cambios espectaculares en los últimos quince años. Todos conocemos ejemplos, yo voy a resaltar solamente algunos que he conocido directa y profesionalmente.
Bilbao inició la atrevida locura de la apuesta por la modernidad que supone el Guggenheim, un museo inicialmente sin contenidos. Poco antes se había lanzado a construir el Metro. Yo fui constructor del primer tramo. Tuve la impresión de que también aquí se habían vuelto locos, con aquellas lujosas y excesivas estaciones de Norman Foster. Estas dos actuaciones, unidas a la remodelación de la Ría, han hecho del Bilbao oscuro y contaminado que todos tenemos en la memoria, una ciudad moderna, comercial, atractiva y generosamente visitada, con nuevas fuentes de ingresos y de vida.
Podemos pensar en Valencia. Simplifiquemos en aras de la brevedad. Una circunvalación le ha sacado los camiones, se ha aprovechado el antiguo cauce del Turia para el ciudadano, con mediterráneas zonas verdes y llamativos edificios singulares, para la cultura, las artes y los encuentros. Ha remodelado barrios como el del Carmen, el tesoro gótico de su Lonja y sus maravillosos mercados. Se han abierto caminos al mar, se ha entregado la parte adecuada del Puerto al uso ciudadano, ha conseguido ser la primera sede española de la Copa América. La Valencia rica y laboriosa, pero incómoda y pueblerina, que yo viví en los ochenta se ha transformado en una ciudad envidiable.
La Gerona que también conocí en los setenta, la calificábamos maliciosamente como la mejor provincia de España con la peor capital. Gerona era Inmortal simplemente porque estaba muerta. Hace años que estamos ante una de las mejores y más vivas capitales. Lo ha hecho posible la mejora de sus comunicaciones con su propia provincia, con Barcelona y Francia, el aprovechamiento del aeropuerto como paraíso de las compañías de bajo coste, la apuesta por el arte y la cultura de sus comerciantes y sus colegios profesionales. La entusiasta actuación ciudadana formuló la iniciativa civil de la Exposición Anual de Flores, en la que cada año un ejército de gerundenses se lanzan a limpiar y ordenar edificios y rincones, a veces arruinados, otras ocultos, las más sucios. Se emplean en resaltar cosas de valor con el convencimiento de que los valores auténticos, no son nuevos ni viejos, ni tienen que venir de afuera, son eternos.
He conocido recientemente el cambio que Zamora ha tenido en poco tiempo. Patrimonio restaurado de iglesias y museos. Edificios históricos rehabilitados, abiertos, cuidados por personal con deseos de informar, formar y atender. Calles peatonales acogedoras, hostelería próspera y una ciudadanía volcada en mostrar su entusiasmo por lo suyo. ¿Qué ha pasado?. Hace cinco años se organizaron en Zamora Las Edades del Hombre. Una iniciativa de una fundación civil promovida por las diócesis de Castilla León, con patrocinio de la Junta y de una Caja de Ahorros. Seis meses de exposición del patrimonio cultural y artístico de la Iglesia. Se preparó el evento a conciencia, se realzaron todas las joyas del románico allí concentradas, se movilizó la ciudadanía. Poco después la autovía que une Madrid a Galicia y a Asturias se unió a Zamora desde Tordesillas. La oferta cultural y la mejora notable de la accesibilidad, han cambiado la economía y el espíritu de la ciudad. Los privados están rehabilitando edificios con ayudas, se están reconstruyendo las murallas con fondos europeos, y se está levantando el Centro de Estudios Románicos. En 2006 se ha celebrado allí el primer Congreso Internacional del Románico.
En estos ejemplos existen factores comunes: grandes inversiones en los sistemas de comunicación interna y externa, actuaciones urbanísticas de gran calado pensando en el uso ciudadano de calles peatonales y espacios públicos, rehabilitación de centros históricos, actividades culturales con carácter periódico, y lo que es imprescindible y de singular importancia, la participación ciudadana. ¿Parece tan difícil hacer algo así en Cádiz?.
Con frecuencia un acontecimiento da apoyo al despegue. Tenemos la obligación de preguntarnos ¿Qué va a sacar Cádiz del Segundo Centenario?. Habrá que huir de que los compromisos se circunscriban exclusivamente a la celebración de la efemérides con actos efímeros. Por el contrario, Sevilla del Quinto Centenario obtuvo además de la Expo, infraestructuras que cambiaron la ciudad, como la circunvalación, los puentes sobre su río, que sellaron la brecha entre dos “Sevillas” y sobre todo el AVE, que no fue continuado hasta Cádiz.
Para el Foro de Debate Cádiz 2012 la conmemoración es una hermosa ocasión, pero su objetivo es proponer, como el lector va conociendo semanalmente en estas columnas, iniciativas estructurales y permanentes. La oportunidad de la celebración del Bicentenario debe ser un pretexto para comprometer a las Administraciones Públicas, incluida la Unión Europea, en la realización de proyectos ambiciosos de gran inversión garantizados con una financiación excepcional.
Propuestas que sean compatibles con la definición del modelo de ciudad y con el aprovechamiento emblemático de símbolos históricos y futuros de Cádiz, seleccionados y activados por la participación ciudadana, como los capitalizados por otras ciudades en los ejemplos comentados en estas líneas.
Publicado en La Voz de Cádiz. 26.05.07
